Km 20

PaisajePistaAvanzamos entre un paisaje arbolado. Poco antes del km 21 llegamos a un cruce de caminos que nos da la posibilidad de salir de la Vía Verde: bien para descender a la Ferrería de El Pobal (a 10 minutos) en Muskiz, bien para subir al Centro de Interpretación de la Minería de Peñas Negras y la barriada minera de La Arboleda, en el Valle de Trápaga-Trapagaran.

 

Este desvío nos permite realizar una ruta por lo alto de los montes de Triano y contemplar un paisaje espectacular por la densidad de explotaciones y su integración en el paisaje, a menudo en forma de balsas y lagos.

Con el tiempo, las ferrerías fueron acercándose a los ríos y comenzaron a parecerse algo más a las fábricas que conocemos hoy en día. Eran las ferrerías de agua o “zeharrolak”. De este modo se aprovechaba la fuerza de la caída del agua contenida en una presa para mover una serie de ruedas que a su vez ponían en marcha los fuelles que avivan el fuego y el martillo para golpear el mineral. Cuando las ferrerías descendieron del monte al valle, los mulateros se encargaron de transportar el carbón y el mineral necesario hasta la orilla del río.

ferreteriaLos elementos más importantes de la ferrería son:

Martinete: Gran martillo fabricado en madera de haya y metal que golpeaba el mineral de hierro situado sobre el yunque para limpiarlo de impurezas y darle forma.

Fuelle: fabricado de madera y cuero. Expulsaba aire con el fin de avivar las llamas. Funcionaban también gracias a una rueda hidráulica activada por una caída de agua.

Fogal: Era un hueco cuyas paredes estaban cubiertas con placas de hierro en el que el mineral de hierro era calcinado con ayuda de gran cantidad de carbón vegetal para despojarle de las impurezas. Un pequeño murete llamado bergamazo servía para aislar los fuelles del horno y protegerlos asó de las altas temperaturas.

Tobera: pequeño tubo que atravesando el bergamazo mantenía unidos los fuelles con el horno para que el aire entrase directamente avivando al máximo las llamas.

Presa: muro en el curso del río para retener el agua. Ésta se desviaba hacia un lado de la presa gracias a un canal que seguía un recorrido elevado, por lo general al mismo nivel que el tejado de la ferrería. De este modo, cuando caía, generaba la fuerza sobre las ruedas hidráulicas para moverlas.